martes, 15 de mayo de 2012

Osunidad, moral y ética

Si estudiaste alguna humanidad o ciencia social, seguramete leíste o supiste de la existencia de un librito llamado "ética para amador", donde una especie de Pepe Grillo guía al protagonista por el camino de la vida cotidiana; enseñándole que la ética se diferencia de la moral, por cómo a través de la primera se interpreta y reinventa la segunda, desde lo individual hacia lo general, asumiendo que lo segundo está preestablecido.

Si bien lo anterior es un ladrillo, es también una regla de vida, y nunca está de más ejercer el papel de Pepe Grillo con tus seres allegados; principalmente cuando unos es gay, y más si se es practicante de la osunidad:

Hace unas semanas le dí la cola (un aventón ¡ojo!) a la jefa hasta su casa, cosa bastante común cuando ella andaba sin carro y salíamos tarde de la emisora, vivimos cerca y la gasolina venezolana es tan barata que no hace mella alguna servir de buen samaritano del transporte. Vale la pena acotar que cuando digo jefa, no estoy hablando de una señora premenopausica con dos hijos, un divorcio y una hipoteca, nada que ver: es más joven que yo y vive con sus padres, cosa bastante normal en este país; por lo visto hay una relación inversamente proporcional entre el costo del combustible y las posibilidades de emancipación en Venezuela, pero eso no es el tema a tratar, así que retomaré el rumbo.

Estábamos encaminados y, como siempre, el tráfico estaba brutal así que empezamos a hablar de diversos temas, cuando entra un mensaje a mi teléfono celular y me presto a revisarlo:

-¡Ni se te ocurra tocar el teléfono!- me soltó ella- ¡Hay que ver que los hombre no aprenden!... Así es como comienzan los accidentes, ¡Bastantes campañas tenemos en el circuito sobre los peligros de manejar y usar el celular para que vengas tú a chocar y además el fiscal te vea el carnet en la emisora!...

Y así siguió por unos 10 metros, es decir, 15 minutos en una cola que no se movía ni respiraba; entonces me arrancó el teléfono de la mano con la intención de ayudarme.

-¡Dame eso!... Para algo soy el copiloto ¿no?
-¡Todo tuyo!...- le dije para que se tranquilizara y dejara el discurso institucional- Pero eso si, no me hago responsable de contenido no apto para menores...
-¡Mijo!, con toda la gente que trabaja en la emisora que está de atar, y me cuento, ya nada me sorprende...

Revisó la mensajería por encima y me comunicó lo que acontecía:

-¿Quién es?- pregunté
- Nada, un mensaje del CNE para que revises si tus datos están bien en el registro electoral...
-¿Otra vez?, no me jodas... Con este tema de las elecciones anuales ya creo que reviso eso cada mes para verificar que sigo siendo yo y no me han clonado.
-¡Uno nunca sabe!, ¡No está de más revisar!... Por cierto, de qué es esa "banderita" que tienes en el celular...
-¿La del escritorio?... Una Bear Flag.


-¿Y de qué va eso?... ¿Es una organización ecológica para proteger a los osos o qué? - ¡Vaya calamidad! - Debes ser muy fanático de los osos como para llevar esa bandera en tu celular.

Menos mal que los carros no se movían, porque pudiera chocar en cualquier momento; me sentía indignado, ¿cómo era posible que una estrella de los medios, que viaja para Europa con frecuencia y conoce a tantas personas y culturas variopintas no supiera lo de los osos?. Ya en el primer post de este blog expuse el concepto y contexto de la comunidad osuna dentro del grueso gay o, siendo fiel a mis términos, dentro de la maricocracia, por lo tanto no lo voy a repetir, pero hay que estar claros en algo: con tanto marico en Caracas, los osos son de las subculturas que menos se hacen sentir; uno los ve a cada rato en la calle, principalmente si pasan de los 30, se entregaron al culto de la lipa y nunca han sido artistas de las plumas. Los he visto maricas gordas que pudieran ser anteproyectos de osos pero no quieren dejar el tongoneo ni los tacones, y también los hay peludos por fetiches o por desconocimiento de normas básicas de higiene (porque hay que estar claros en algo, cuando los pelos de tu cuerpo superan los tres dedos de largo hay tufo seguro). Además, los vellos faciales están de moda, así que un poquito de sabor en una cara lampiña se puede comprometer en el camino de la osunidad, sólo tienen que ser más machito y menos divas del pop o esclavas del reggaetón: no hay nada más desconcertante que ver a un macho en todos sus cabales, con unos kilitos de más y una poderosa barba meneándose como Sandra Martínez en la pista de baile.

Como se demuestra eso de la osunidad no es muy conocido, y lo poco que ha salido a la luz no es representativo con el rigor que se merece, tal como es el caso de algunos clubes autoproclamados osunos que confunden obesidad, leather y tres pelos en la barriga con una forma de vida que te "obliga" a saber cambiar un caucho antes de aprenderte la coreografía de Single Ladies de Beyoncé. Ya comprenderán que si el mezclote es así en la maricocracia, en la heterocracia es peor, gracias a dios había un choque en el semáforo a 100 metros (simple pero de esos que requieren peritaje para aprovechar y cobrarle al seguro printura nueva) y como la cosa pretendía tardar aproveché para hacerle una exposición completa de la osunidad a mi compañera. 

Al culminar ella quedó un tanto asombrada:

-Pero, entonces ¿no es un tema de leather y sadomasoquismo?
-No, nada que ver. Si te pones a ver, no hace falta ser un gordo, homosexual y peludo para ser sadomasoquista, esos son fetiches personales- aclaré.
-Entonces es una cuestión de actitud- resolvió ella
-Básicamente; es como la definición de género en 3 aspectos: a) cómo te identificas, b) tu preferencia sexual y c)cómo te identifican los demás.
-Entonces en el caso de los osos deberían ser: a) te identificas como hombre, b) tienes preferencias sexuales homosexuales, pero c) te identifican como hombre...    
-¡Así mismo!- exclamé satisfecho, mi mensaje había llegado... ¿o no como esperaba?, ya que por lo visto: no debemos subestimar a nuestros interlocutores de la heterocracia, más aún si es una mujer viajada.
-Ahora yo te pregunto...- empezó a cuestionar la situación y la cola no avanzaba- ¿Si el tema es que no te importa que los demás sepan que eres gay, ya que lo haces saber, entonces ya no te reconocen como hombre, sino como hombre homosexual, además te identificas como hombre y tienes preferencias homosexuales?..
-Si...
-Y más allá del royo de hombres gordos o normales versus los cánones de belleza ideal de los 80's y conductas amaneradas, ¿Necesitas que una bandera puteada por obesos barbudos que pueden llegar a ser más mujeres que Bárbara Palacios te identifique?...
-Esteeee- Ya ahí me dejó en blanco... Menos mal levantaron el choque y un pesado del gobierno venía en el trayecto, o eso supuse, porque en cuestión de segundos pasaron una bandada de motorizados con chaleco oficial y detuvieron todos los cruces para hacernos pasar a toda mecha.

El silencio continuó todo el camino, y gracias a un error del operador que hizo un bache en la programación cambiamos de tema de manera rápida; la dejé en la puerta de su casa y con un beso en la mejilla nos despedimos con las frases salameras de siempre: ¡Hasta mañana guapa!...

Camino a casa su respuesta me dejó como un Pepe Grillo atacado por una lata de Baigón piche y no tuve más remedio que encender el computador y empezar a escribir este post que debió titularse: Los Maricos y La Iconografía. Es que al final del cuento, no importa que seas gay, bi o hétero, loca trasvesti, niña con pene, musculoca, activo, pasivo, enclosetado o caballero vernáculo de ano ligero; todos de un momento a otro necesitamos identificarnos con algo: sea bueno, malo, reconocido, contracultural o subcultural, todos necesitamos un estandarte que llevar con orgullo. 

Todos formamos parte de algo, pero al final de nuestras vidas siempre recordaremos con orgullo aquel algo que fue nuestro a pesar de todo. Y si eres un trasvesti entaconado que se dejó la barba por drag, un gordito que imita a La Pantoja en la soledad de tu habitación o simplemente un hombre con preferencias homosexuales que no le importa llevar barriga y pelos en el pecho y sabe cómo cambiar las canillas del fregadero, y crees que llevar el estandarte de colores tierra y garra ursíade es lo que más te identifica, bienvenido seas a la manada, al final de eso se trata la ética: tomar lo mejor de la rígida estructura moral para hacer el bien personal y comunal.    

-

      

1 comentario: