sábado, 12 de mayo de 2012

Del caballero a la dama, sólo hay un trago

"¿Qué Quieres Tomar?"

Con esta frase comenzó una noche que me revelaría la importancia de las bebidas alcohólicas como fuente de investigación social.

Roberto estaba emocionado, podía volver a lucir sus dotes de anfitrión elitista. Su misión era echarnos en cara el nivel de cultura etílica (por darle un nombre), a nuestras incultas y poco adineradas personas. Procuró llenar la despensa de su barra (mandada a hacer con  un amigo arquitecto al que le debía un desplante) con lo mejor de las bodegas internacionales. Nos comentó que quiso traer un "Absinthe" que compró en Berlín, pero (y me limitaré a citarlo): "Los ignorantes de la aduana me rompieron la botella cuando la registré al llegar, porque era una droga según ellos: "eso es droga"". No sé si mi querido Roberto no lo sepa, pero el Absinthe o Ajenjo está prohibido en la mayoría de los países del mundo, debido al nivel alcohólico que posee y las trazas de narcóticos que quedan por el uso de artemisa en su elaboración.

Según diversos estudios (que no citaré porque no me pagan por eso), según la condición genética gonadal (xx o xy) el sujeto revelará ciertas preferencias por unas bebidas más que por otras; si tienes dudas de eso, solo ve a un bar heterosexual y te darás cuenta que:

Ellas prefieren:

  • Vodka: porque no engorda.
  • Nuvó: porque es chick
  • Vino: porque sólo vale 1 punto en la dieta
  • Wisky: porque soy una mujer con empoderamiento profesional
  • Cerveza: porque no le paro bolas a nada
  • Licor dulce: porque soy una novata de conducta ligera
  • Cocktelito: porque soy novata y fácil, pero me la doy de fina
Ellos Prefieren:

  • Cerveza: porque es barata
  • Ron: porque soy macho
  • Wisky: porque me codeo
  • Cocktelito: porque soy mariquito (ojo, esto no incluye a los masculinísimos: Martini o John Collins)
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Volviendo al ágape organizado por Roberto en su casa, ya habían pasado dos horas después de la pautada para la cita y por fin estábamos todos, porque hay que aclarar que por mas que quieras practicar el "fashion late" ya es algo arraigado en nuestra cultura caribeña llegar tarde, así que ni "fashion" ni cojones de toro se aplican para este caso. Somos impuntuales y más nada, no hay que hacer más que reconocerlo, en vez de ponerle títulos sacados de Fashion Police de E!.

Conocidos y desconocidos por igual, formaban una fauna que prometían una noche llena de relatos y crónicas. Roberto, al ser elitista, fashionista y nacido en cuna de oro, tenía su agenda al tope de maricas con apellidos de abolengo, diseñadores y artistas. Algunos eran seguidores de la cultura osuna y otros eran tipo normal, todos enclosetados de alta alcurnia y ligeramente "afrancesados" pero porque eran "finos de maneras" pero como decía Roberto: "vienen de buena familia, y nadie se puede enterar de su nota... Cuatro de ellos ya se han casado, tres ya tienen uno o dos hijos, y dos ya se han divorciado; no sabes la buena tapadera que te da una imagen de cabeza de familia, proveedor y prolífico en nuestro círculo social". Obviamente hacía referencia a SU circulo de amigos del Country y el Club, porque a la clase media promedio (de donde uno viene) poco le importa si te gusta que te den por Detroit escuchando Europa de Mónica Naranjo, mientras no te metas con ellos y te reserves las escenas Pasolini durante una conversación.

Volviendo a la crema in nata del armario, Roberto aseguraba que eran todos muy masculinos, y por eso los había invitado al apartamento:

-Quién quita y tal vez se caigan bien entre todos- nos dijo el Roberto una semana antes del suceso- y hasta surja algo...
-¡Huy! y con la falta de marido billetudo que tengo... - soltó Rodrigo en modo "proletaria de novela que desea salir del rancho con amor", histriónico como el que más.     
-Bueno mi Rodri, a eso no me refería exactamente...-aclaró Roberto bajando a Rodri de la nube- Me refería a que sería una buena oportunidad para ustedes para codearse con gente de poder, sobretodo para ti Dave - continuó su exposición ahora dirigiéndose a mí- muchos de ellos son inversionistas que no saben que hacer con el dinero y hasta me han hablado de montar negocios pero necesitan que alguien les monte el plan de negocios.

Vale la pena aclarar que si bien soy productor de radio y escritor, también soy economista, y la idea de tener unos ingresos extras matando esos tigres no se veía nada mal. Tenía que prepararme para "seducir" (profesionalmente hablando ojo).

En la fiestecilla en cuestión estuve paseándome; mientras compartía con los muchachos a ratos, también aprovechaba para acercarme a los prospectos de negocios, integrándome a sus conversaciones y riéndome de sus comentarios sarcásticos. Yo estaba con una cerveza en mano, helada y deliciosa, ellos con escocés que campaneaban con desgano al pasar la noche. A las dos horas de conversaciones con sujetos de alta alcurnia comenzaba a picarme la nariz, algo me daba alergia, tal vez eran los primeros plumones que comenzaron a brotar de nuestros elitescos compañeros de farra a medida que aumentaban los grados de alcohol en sus venas.

El tiempo pasaba y yo me sentía como un investigador del Animal Planet. Los enclosetados al sentirse en etílica confianza empezaron a soltarse cada vez más, desde el más divorciado hasta el que al día siguiente debía ir a una reunión de padres y representantes en el carísimo colegio donde asistían sus gemelitas que tocaban el violín los lunes y jueves y van al balet los martes y jueves. ¡Quién los viera! bailando Vogue y peleándose el micrófono del Karaoke para cantar Amor de Hombre de Mocedades; todo un despliegue de liberación espiritual que ya quisiera una iglesia de Oración Fuerte al Espíritu Santo.

Pero hay que aclarar que en este viaje sensorial al mundo del enclosetado liberado hubo un punto de inflexión, pasaron del wisky en las rocas al coctelito una vez calentados los motores; al parecer, mientras más reprimido tienes el culo, más ligereza hay para cambiar de tragos, y si uno de ellos acaba de hacer un curso de Bartender en Noruega la cosa se complica, porque no se van a conformar con un gin tonic.

Aquello pasó por: Alexander, Sex on The Beach, Margarita Sour, Luces de la Habana, rusos multirraciales,  4 de Julio, Purple Sky, Red Eyes, Oasis, Kirk Royale, etc, mientras el trago se pareciera más a una drag queen de Miami, más popular era entre la concurrencia. Yo mientras, cerveza en mano, intenté lo más que pude crear un vínculo de negocios, pero sólo obtuve propuestas indecorosas con contrato de palabra y para concretar de manera expedita en el baño.

A las 2 de la madrugada, un vicepresidente de créditos agropecuarios de un prestigioso banco cantaba a todo gañote Teatro de La Lupe, mientras Rodrigo le comía la boca al abogado de las estrellas y  a Claudio el vicepresidente ejecutivo de una de las más importantes casas de bolsa que se acababa de divorciar de la hija de un coronel petulante, le hacía la garganta profunda en la cocina. Aquello era una orgía decadente donde, al parecer, mientras más capital tuvieses más pasivo eras, ya quisiera esa imagen algún propagandista comunista para un poster revolucionario titulado: Sodomizando al Burgués (copyright).

Yo traté de agarrar compostura, y no dejarme llevar por los efluvios de esa atmósfera cargada de sexo y gritos sopranos de ricachones con culos dilatados. Realmente el morbo se me fue a Guasdualito cuando el dueño de un canal de televisión repentinamente dedicado a alabar al gobierno (business is businness) me dijo: "Quiero que me trates como una perra"... Estemos claros, no hay nada más mata morbos que un viejo se comporte como una puta barata y te intente besar con aliento a Perfecto Amor.

Al día siguiente me levanté muy tarde, a eso de las 2 de la tarde; no es que tuviera muchas ganas de salir de la cama, pero Rodrigo, Daniel y Javier habían llamado en tono URGENCIA para que les recibiera en casa; estaban llegando, traían pizza, cocacola y más cuentos morbosos que una puta retirada.

-mmmm ¿Y Claudfio y FRobefrto?- pregunté mientras me zampaba un slice de pizza (manjar para el que está con resaca)
-Roberto me llamó histérico a las 10 de la mañana porque alguien había vomitado en su pecera de exóticos del pacífico, le pregunté de que color estaba el agua y me dijo que estaba babosa y morada, y yo le dije que mejor le preguntara a su amiguito el diseñador que se empinó la botella de Crema de Casis mientras confesaba que odiaba a su padre y desde chiquito le daba el culo al jardinero...
-¡Que fuerte eso!... ¿Se acuerdan del que contó que cuando se casó con la fulana hija del Zar de la Leche en Guárico le pidió al novio que fuera su padrino y sintió como si se casara con él?- soltó Daniel
- ¡Ese fue uno de los más fuertes!... Es más, dijo que una vez el suegro lo pilló en un bar acá en Caracas, y desde ese día tiene que estar dispuesto para tres fieras sedientas de sexo: su padrino, esposa y suegro...
- Eso...- me limpié la boca - es lo que les pasa a aquellos que viven la vida como en Dallas o Falcon Crest: drama, sexo, dinero, más de un esqueleto en el closet... ¿Y Claudio?
-¡Esa Perra!- dijo Javier con sentida envidia malsana y maligna; como solo un gay puede hacerlo, y con más razón si se trata de un amigo.

El Claudio estaba saliendo a Maiquetía en un carrazo con chofer y 9000 dólares en efectivo, porque tenía que abordar una avioneta privada que le llevaría a Curaçao donde tomará otra avioneta a Antigua donde el fulano vicepresidente y gurú de Wall Street, adicto al antiguo ritual del empalamiento a cuatro manos, le espera en una villa privada donde estará toda la semana, con todo a su disposición, hasta el viagra para satisfacer el apetito del goloso ejecutivo exitoso.

Está de más decir que con 9000 de los verdes, poco te importa mantener tu negocio de comida frita en el centro de la ciudad cerrado por una semana por razones de "duelo". Después se las arreglará con los 4 empleados que tiene, ya les pagará la semana con una transferencia electrónica y listo. Porque cuando uno está por encima de los 30 años, tienes 15 kg de sobrepeso y pareces más un camionero de verduras que un modelo de Calvin Klein, si te encuentras al patrocinante ideal, poco te debería importar jugar a La Barragana durante una semana en un paraíso caribeño.

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