martes, 15 de mayo de 2012

Osunidad, moral y ética

Si estudiaste alguna humanidad o ciencia social, seguramete leíste o supiste de la existencia de un librito llamado "ética para amador", donde una especie de Pepe Grillo guía al protagonista por el camino de la vida cotidiana; enseñándole que la ética se diferencia de la moral, por cómo a través de la primera se interpreta y reinventa la segunda, desde lo individual hacia lo general, asumiendo que lo segundo está preestablecido.

Si bien lo anterior es un ladrillo, es también una regla de vida, y nunca está de más ejercer el papel de Pepe Grillo con tus seres allegados; principalmente cuando unos es gay, y más si se es practicante de la osunidad:

Hace unas semanas le dí la cola (un aventón ¡ojo!) a la jefa hasta su casa, cosa bastante común cuando ella andaba sin carro y salíamos tarde de la emisora, vivimos cerca y la gasolina venezolana es tan barata que no hace mella alguna servir de buen samaritano del transporte. Vale la pena acotar que cuando digo jefa, no estoy hablando de una señora premenopausica con dos hijos, un divorcio y una hipoteca, nada que ver: es más joven que yo y vive con sus padres, cosa bastante normal en este país; por lo visto hay una relación inversamente proporcional entre el costo del combustible y las posibilidades de emancipación en Venezuela, pero eso no es el tema a tratar, así que retomaré el rumbo.

Estábamos encaminados y, como siempre, el tráfico estaba brutal así que empezamos a hablar de diversos temas, cuando entra un mensaje a mi teléfono celular y me presto a revisarlo:

-¡Ni se te ocurra tocar el teléfono!- me soltó ella- ¡Hay que ver que los hombre no aprenden!... Así es como comienzan los accidentes, ¡Bastantes campañas tenemos en el circuito sobre los peligros de manejar y usar el celular para que vengas tú a chocar y además el fiscal te vea el carnet en la emisora!...

Y así siguió por unos 10 metros, es decir, 15 minutos en una cola que no se movía ni respiraba; entonces me arrancó el teléfono de la mano con la intención de ayudarme.

-¡Dame eso!... Para algo soy el copiloto ¿no?
-¡Todo tuyo!...- le dije para que se tranquilizara y dejara el discurso institucional- Pero eso si, no me hago responsable de contenido no apto para menores...
-¡Mijo!, con toda la gente que trabaja en la emisora que está de atar, y me cuento, ya nada me sorprende...

Revisó la mensajería por encima y me comunicó lo que acontecía:

-¿Quién es?- pregunté
- Nada, un mensaje del CNE para que revises si tus datos están bien en el registro electoral...
-¿Otra vez?, no me jodas... Con este tema de las elecciones anuales ya creo que reviso eso cada mes para verificar que sigo siendo yo y no me han clonado.
-¡Uno nunca sabe!, ¡No está de más revisar!... Por cierto, de qué es esa "banderita" que tienes en el celular...
-¿La del escritorio?... Una Bear Flag.


-¿Y de qué va eso?... ¿Es una organización ecológica para proteger a los osos o qué? - ¡Vaya calamidad! - Debes ser muy fanático de los osos como para llevar esa bandera en tu celular.

Menos mal que los carros no se movían, porque pudiera chocar en cualquier momento; me sentía indignado, ¿cómo era posible que una estrella de los medios, que viaja para Europa con frecuencia y conoce a tantas personas y culturas variopintas no supiera lo de los osos?. Ya en el primer post de este blog expuse el concepto y contexto de la comunidad osuna dentro del grueso gay o, siendo fiel a mis términos, dentro de la maricocracia, por lo tanto no lo voy a repetir, pero hay que estar claros en algo: con tanto marico en Caracas, los osos son de las subculturas que menos se hacen sentir; uno los ve a cada rato en la calle, principalmente si pasan de los 30, se entregaron al culto de la lipa y nunca han sido artistas de las plumas. Los he visto maricas gordas que pudieran ser anteproyectos de osos pero no quieren dejar el tongoneo ni los tacones, y también los hay peludos por fetiches o por desconocimiento de normas básicas de higiene (porque hay que estar claros en algo, cuando los pelos de tu cuerpo superan los tres dedos de largo hay tufo seguro). Además, los vellos faciales están de moda, así que un poquito de sabor en una cara lampiña se puede comprometer en el camino de la osunidad, sólo tienen que ser más machito y menos divas del pop o esclavas del reggaetón: no hay nada más desconcertante que ver a un macho en todos sus cabales, con unos kilitos de más y una poderosa barba meneándose como Sandra Martínez en la pista de baile.

Como se demuestra eso de la osunidad no es muy conocido, y lo poco que ha salido a la luz no es representativo con el rigor que se merece, tal como es el caso de algunos clubes autoproclamados osunos que confunden obesidad, leather y tres pelos en la barriga con una forma de vida que te "obliga" a saber cambiar un caucho antes de aprenderte la coreografía de Single Ladies de Beyoncé. Ya comprenderán que si el mezclote es así en la maricocracia, en la heterocracia es peor, gracias a dios había un choque en el semáforo a 100 metros (simple pero de esos que requieren peritaje para aprovechar y cobrarle al seguro printura nueva) y como la cosa pretendía tardar aproveché para hacerle una exposición completa de la osunidad a mi compañera. 

Al culminar ella quedó un tanto asombrada:

-Pero, entonces ¿no es un tema de leather y sadomasoquismo?
-No, nada que ver. Si te pones a ver, no hace falta ser un gordo, homosexual y peludo para ser sadomasoquista, esos son fetiches personales- aclaré.
-Entonces es una cuestión de actitud- resolvió ella
-Básicamente; es como la definición de género en 3 aspectos: a) cómo te identificas, b) tu preferencia sexual y c)cómo te identifican los demás.
-Entonces en el caso de los osos deberían ser: a) te identificas como hombre, b) tienes preferencias sexuales homosexuales, pero c) te identifican como hombre...    
-¡Así mismo!- exclamé satisfecho, mi mensaje había llegado... ¿o no como esperaba?, ya que por lo visto: no debemos subestimar a nuestros interlocutores de la heterocracia, más aún si es una mujer viajada.
-Ahora yo te pregunto...- empezó a cuestionar la situación y la cola no avanzaba- ¿Si el tema es que no te importa que los demás sepan que eres gay, ya que lo haces saber, entonces ya no te reconocen como hombre, sino como hombre homosexual, además te identificas como hombre y tienes preferencias homosexuales?..
-Si...
-Y más allá del royo de hombres gordos o normales versus los cánones de belleza ideal de los 80's y conductas amaneradas, ¿Necesitas que una bandera puteada por obesos barbudos que pueden llegar a ser más mujeres que Bárbara Palacios te identifique?...
-Esteeee- Ya ahí me dejó en blanco... Menos mal levantaron el choque y un pesado del gobierno venía en el trayecto, o eso supuse, porque en cuestión de segundos pasaron una bandada de motorizados con chaleco oficial y detuvieron todos los cruces para hacernos pasar a toda mecha.

El silencio continuó todo el camino, y gracias a un error del operador que hizo un bache en la programación cambiamos de tema de manera rápida; la dejé en la puerta de su casa y con un beso en la mejilla nos despedimos con las frases salameras de siempre: ¡Hasta mañana guapa!...

Camino a casa su respuesta me dejó como un Pepe Grillo atacado por una lata de Baigón piche y no tuve más remedio que encender el computador y empezar a escribir este post que debió titularse: Los Maricos y La Iconografía. Es que al final del cuento, no importa que seas gay, bi o hétero, loca trasvesti, niña con pene, musculoca, activo, pasivo, enclosetado o caballero vernáculo de ano ligero; todos de un momento a otro necesitamos identificarnos con algo: sea bueno, malo, reconocido, contracultural o subcultural, todos necesitamos un estandarte que llevar con orgullo. 

Todos formamos parte de algo, pero al final de nuestras vidas siempre recordaremos con orgullo aquel algo que fue nuestro a pesar de todo. Y si eres un trasvesti entaconado que se dejó la barba por drag, un gordito que imita a La Pantoja en la soledad de tu habitación o simplemente un hombre con preferencias homosexuales que no le importa llevar barriga y pelos en el pecho y sabe cómo cambiar las canillas del fregadero, y crees que llevar el estandarte de colores tierra y garra ursíade es lo que más te identifica, bienvenido seas a la manada, al final de eso se trata la ética: tomar lo mejor de la rígida estructura moral para hacer el bien personal y comunal.    

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sábado, 12 de mayo de 2012

Del caballero a la dama, sólo hay un trago

"¿Qué Quieres Tomar?"

Con esta frase comenzó una noche que me revelaría la importancia de las bebidas alcohólicas como fuente de investigación social.

Roberto estaba emocionado, podía volver a lucir sus dotes de anfitrión elitista. Su misión era echarnos en cara el nivel de cultura etílica (por darle un nombre), a nuestras incultas y poco adineradas personas. Procuró llenar la despensa de su barra (mandada a hacer con  un amigo arquitecto al que le debía un desplante) con lo mejor de las bodegas internacionales. Nos comentó que quiso traer un "Absinthe" que compró en Berlín, pero (y me limitaré a citarlo): "Los ignorantes de la aduana me rompieron la botella cuando la registré al llegar, porque era una droga según ellos: "eso es droga"". No sé si mi querido Roberto no lo sepa, pero el Absinthe o Ajenjo está prohibido en la mayoría de los países del mundo, debido al nivel alcohólico que posee y las trazas de narcóticos que quedan por el uso de artemisa en su elaboración.

Según diversos estudios (que no citaré porque no me pagan por eso), según la condición genética gonadal (xx o xy) el sujeto revelará ciertas preferencias por unas bebidas más que por otras; si tienes dudas de eso, solo ve a un bar heterosexual y te darás cuenta que:

Ellas prefieren:

  • Vodka: porque no engorda.
  • Nuvó: porque es chick
  • Vino: porque sólo vale 1 punto en la dieta
  • Wisky: porque soy una mujer con empoderamiento profesional
  • Cerveza: porque no le paro bolas a nada
  • Licor dulce: porque soy una novata de conducta ligera
  • Cocktelito: porque soy novata y fácil, pero me la doy de fina
Ellos Prefieren:

  • Cerveza: porque es barata
  • Ron: porque soy macho
  • Wisky: porque me codeo
  • Cocktelito: porque soy mariquito (ojo, esto no incluye a los masculinísimos: Martini o John Collins)
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Volviendo al ágape organizado por Roberto en su casa, ya habían pasado dos horas después de la pautada para la cita y por fin estábamos todos, porque hay que aclarar que por mas que quieras practicar el "fashion late" ya es algo arraigado en nuestra cultura caribeña llegar tarde, así que ni "fashion" ni cojones de toro se aplican para este caso. Somos impuntuales y más nada, no hay que hacer más que reconocerlo, en vez de ponerle títulos sacados de Fashion Police de E!.

Conocidos y desconocidos por igual, formaban una fauna que prometían una noche llena de relatos y crónicas. Roberto, al ser elitista, fashionista y nacido en cuna de oro, tenía su agenda al tope de maricas con apellidos de abolengo, diseñadores y artistas. Algunos eran seguidores de la cultura osuna y otros eran tipo normal, todos enclosetados de alta alcurnia y ligeramente "afrancesados" pero porque eran "finos de maneras" pero como decía Roberto: "vienen de buena familia, y nadie se puede enterar de su nota... Cuatro de ellos ya se han casado, tres ya tienen uno o dos hijos, y dos ya se han divorciado; no sabes la buena tapadera que te da una imagen de cabeza de familia, proveedor y prolífico en nuestro círculo social". Obviamente hacía referencia a SU circulo de amigos del Country y el Club, porque a la clase media promedio (de donde uno viene) poco le importa si te gusta que te den por Detroit escuchando Europa de Mónica Naranjo, mientras no te metas con ellos y te reserves las escenas Pasolini durante una conversación.

Volviendo a la crema in nata del armario, Roberto aseguraba que eran todos muy masculinos, y por eso los había invitado al apartamento:

-Quién quita y tal vez se caigan bien entre todos- nos dijo el Roberto una semana antes del suceso- y hasta surja algo...
-¡Huy! y con la falta de marido billetudo que tengo... - soltó Rodrigo en modo "proletaria de novela que desea salir del rancho con amor", histriónico como el que más.     
-Bueno mi Rodri, a eso no me refería exactamente...-aclaró Roberto bajando a Rodri de la nube- Me refería a que sería una buena oportunidad para ustedes para codearse con gente de poder, sobretodo para ti Dave - continuó su exposición ahora dirigiéndose a mí- muchos de ellos son inversionistas que no saben que hacer con el dinero y hasta me han hablado de montar negocios pero necesitan que alguien les monte el plan de negocios.

Vale la pena aclarar que si bien soy productor de radio y escritor, también soy economista, y la idea de tener unos ingresos extras matando esos tigres no se veía nada mal. Tenía que prepararme para "seducir" (profesionalmente hablando ojo).

En la fiestecilla en cuestión estuve paseándome; mientras compartía con los muchachos a ratos, también aprovechaba para acercarme a los prospectos de negocios, integrándome a sus conversaciones y riéndome de sus comentarios sarcásticos. Yo estaba con una cerveza en mano, helada y deliciosa, ellos con escocés que campaneaban con desgano al pasar la noche. A las dos horas de conversaciones con sujetos de alta alcurnia comenzaba a picarme la nariz, algo me daba alergia, tal vez eran los primeros plumones que comenzaron a brotar de nuestros elitescos compañeros de farra a medida que aumentaban los grados de alcohol en sus venas.

El tiempo pasaba y yo me sentía como un investigador del Animal Planet. Los enclosetados al sentirse en etílica confianza empezaron a soltarse cada vez más, desde el más divorciado hasta el que al día siguiente debía ir a una reunión de padres y representantes en el carísimo colegio donde asistían sus gemelitas que tocaban el violín los lunes y jueves y van al balet los martes y jueves. ¡Quién los viera! bailando Vogue y peleándose el micrófono del Karaoke para cantar Amor de Hombre de Mocedades; todo un despliegue de liberación espiritual que ya quisiera una iglesia de Oración Fuerte al Espíritu Santo.

Pero hay que aclarar que en este viaje sensorial al mundo del enclosetado liberado hubo un punto de inflexión, pasaron del wisky en las rocas al coctelito una vez calentados los motores; al parecer, mientras más reprimido tienes el culo, más ligereza hay para cambiar de tragos, y si uno de ellos acaba de hacer un curso de Bartender en Noruega la cosa se complica, porque no se van a conformar con un gin tonic.

Aquello pasó por: Alexander, Sex on The Beach, Margarita Sour, Luces de la Habana, rusos multirraciales,  4 de Julio, Purple Sky, Red Eyes, Oasis, Kirk Royale, etc, mientras el trago se pareciera más a una drag queen de Miami, más popular era entre la concurrencia. Yo mientras, cerveza en mano, intenté lo más que pude crear un vínculo de negocios, pero sólo obtuve propuestas indecorosas con contrato de palabra y para concretar de manera expedita en el baño.

A las 2 de la madrugada, un vicepresidente de créditos agropecuarios de un prestigioso banco cantaba a todo gañote Teatro de La Lupe, mientras Rodrigo le comía la boca al abogado de las estrellas y  a Claudio el vicepresidente ejecutivo de una de las más importantes casas de bolsa que se acababa de divorciar de la hija de un coronel petulante, le hacía la garganta profunda en la cocina. Aquello era una orgía decadente donde, al parecer, mientras más capital tuvieses más pasivo eras, ya quisiera esa imagen algún propagandista comunista para un poster revolucionario titulado: Sodomizando al Burgués (copyright).

Yo traté de agarrar compostura, y no dejarme llevar por los efluvios de esa atmósfera cargada de sexo y gritos sopranos de ricachones con culos dilatados. Realmente el morbo se me fue a Guasdualito cuando el dueño de un canal de televisión repentinamente dedicado a alabar al gobierno (business is businness) me dijo: "Quiero que me trates como una perra"... Estemos claros, no hay nada más mata morbos que un viejo se comporte como una puta barata y te intente besar con aliento a Perfecto Amor.

Al día siguiente me levanté muy tarde, a eso de las 2 de la tarde; no es que tuviera muchas ganas de salir de la cama, pero Rodrigo, Daniel y Javier habían llamado en tono URGENCIA para que les recibiera en casa; estaban llegando, traían pizza, cocacola y más cuentos morbosos que una puta retirada.

-mmmm ¿Y Claudfio y FRobefrto?- pregunté mientras me zampaba un slice de pizza (manjar para el que está con resaca)
-Roberto me llamó histérico a las 10 de la mañana porque alguien había vomitado en su pecera de exóticos del pacífico, le pregunté de que color estaba el agua y me dijo que estaba babosa y morada, y yo le dije que mejor le preguntara a su amiguito el diseñador que se empinó la botella de Crema de Casis mientras confesaba que odiaba a su padre y desde chiquito le daba el culo al jardinero...
-¡Que fuerte eso!... ¿Se acuerdan del que contó que cuando se casó con la fulana hija del Zar de la Leche en Guárico le pidió al novio que fuera su padrino y sintió como si se casara con él?- soltó Daniel
- ¡Ese fue uno de los más fuertes!... Es más, dijo que una vez el suegro lo pilló en un bar acá en Caracas, y desde ese día tiene que estar dispuesto para tres fieras sedientas de sexo: su padrino, esposa y suegro...
- Eso...- me limpié la boca - es lo que les pasa a aquellos que viven la vida como en Dallas o Falcon Crest: drama, sexo, dinero, más de un esqueleto en el closet... ¿Y Claudio?
-¡Esa Perra!- dijo Javier con sentida envidia malsana y maligna; como solo un gay puede hacerlo, y con más razón si se trata de un amigo.

El Claudio estaba saliendo a Maiquetía en un carrazo con chofer y 9000 dólares en efectivo, porque tenía que abordar una avioneta privada que le llevaría a Curaçao donde tomará otra avioneta a Antigua donde el fulano vicepresidente y gurú de Wall Street, adicto al antiguo ritual del empalamiento a cuatro manos, le espera en una villa privada donde estará toda la semana, con todo a su disposición, hasta el viagra para satisfacer el apetito del goloso ejecutivo exitoso.

Está de más decir que con 9000 de los verdes, poco te importa mantener tu negocio de comida frita en el centro de la ciudad cerrado por una semana por razones de "duelo". Después se las arreglará con los 4 empleados que tiene, ya les pagará la semana con una transferencia electrónica y listo. Porque cuando uno está por encima de los 30 años, tienes 15 kg de sobrepeso y pareces más un camionero de verduras que un modelo de Calvin Klein, si te encuentras al patrocinante ideal, poco te debería importar jugar a La Barragana durante una semana en un paraíso caribeño.

viernes, 11 de mayo de 2012

Osos Offshore

A finales de mayo me fui para Mexico con mi pareja. No saben lo barato que fue, ni me consumí el cupo de CADIVI completo ¡Imagínense!.

Como todo turista visité los sitios de interés: museos, pirámides, restaurantes, pueblitos, zócalo, etc. Pero, aprovechando que estábamos con nuestro Chilanguito Preferido: Andy Harik (que no es oso pero le va la nota), le pedí hacer un recorrido por los bares, antros y discotecas del Distrito Federal.

Se pueden imaginar que en una ciudad donde vive un número superior a los 20 millones de habitantes, no hay sólo un par de bares, hay un montón y es insuficiente para satisfacer a toda la jotería (término mexicano, de carcelario orígen, para definir a la maricocracia desde la A hasta la Z). Obviamente, mi interés se enfocó a conocer los bares de osos, porque como en esta ciudad no hay de esos (tal vez sea la demanda), era de esperarse que me encontrara en modo Antropólogo-Sociólogo analizando la conducta social de tal espécimen:  El Urso-Mexica-Urbanus.

Nuestro amigo, al cual conozco hace más de 10 años vía web nos recogió en el aeropuerto; era la primera vez que nos topábamos de frente a frente en el esplendor de nuestras virtudes y vergüenzas, pero con mucho cariño: ¡como de toda la vida!; ahí pude comprobar que más allá de los cyber-sex-friend que uno encuentra en la maraña de del www, también se pueden hacer amigos a distancia y es increíble.

-¡Bienvenidos a México!... ¡Que alegría que hayan llegado!... ¿Cómo estuvo el vuelo?- Comenzó Andrés ya encaminado al hotel...

-¡Gracias mi vida!... ¡Por fin estamos de tu a tu!... ¡Gracias por buscarnos!...- le dije con entusiasmo de hermano reencontrado en Sorpresa Sorpresa...

-¡No hay de qué!...- Respondió, y aproveché el semáforo para abrazarlo y estamparle un bezaso en el cachetón...

En el camino hablamos del vuelo horrendo (gracias COPA AL), la política de Venezuela, la salud del que no puede ser nombrado (ya estoy acostumbrado a la autocensura), y la movida, claro está. Haciendo énfasis en la comunidad osuna.

-Acá, en DF hay 2 bares de osos, creo... No estoy seguro- Empezó a exponer Andrés- Hay uno en Zona Rosa, y creo que había otro por el centro pero no sé si está cerrado...

-¡Bueno! Hoy vamos ¿no?... A cualquiera, no importa...- Solté sin recordar que habíamos estado en un avión unas 4 horas y el cuerpo no daba para más, después me daría cuenta...

-Pero... ¡Que oso con lo de los osos!... La verdad te digo Dave: En los bares de osos se pasa mucho calor, y además es muy extraño porque todos han cojido con todos, además son medio divas, no te creas...

Al parecer, la comunidad osuna en DF era (o es) tan cerrada, que les da por practicar la endogamia, sea con fines matrimonales o recreaciones, todos se han comido el culo de una manera u otra, cosa que enturbiaba el ambiente, pero estaba decidido a estudiarlos en su hábitat.

Ese día, no fuimos, tuve que esperar al fin de semana siguiente, y ahora viéndolo fue mejor, ya que tuve una semana entera para investigar un poco sobre la sociedad mexicana en general: heterocrática, maricocrática, con coche, el de a pié, el de metro, el de metrobus (son distintos por los precios), el de DF y el del Estado de México que hace vida en DF pero no puede rentar porque se le iría el 90% del sueldo.

HORA DE INVESTIGAR  

El Método: Ir al Bar que está abierto (Zona Rosa), escuchar la música, hacer paneo general y encontrar quién desea entablar un careo (miradas fijas en búsqueda de sexo) con un par de venezolanos que son carne fresca en el local de una manada establecida y pon pretensiones de abolengo.

Detalles a auditar:

  • Presencia de íconos
  • Pinta de los asistentes: ropa, pelo, panza
  • Desempeño de la manada en puntos claves: barra, baños y pista de baile
  • Nivel de discriminación en la entrada

INFORME DE LABORATORIO SOCIAL:

No más llegar fuimos victimas de miradas malignas, esas que te susurran al duodeno ¿Quién Eres? ¿Qué haces aquí?, nota mental: a los osos de DF no les gustan los nuevos en la manada.

Al entrar, todo fue amabilidad y cortesía; claro está: después de pagar el cover y preguntar si hay punto de venta (no había) revelando nuestro acento caribeño, aquello fue desvivirse por parte del goriló de la entrada que se olvidaba de ti una vez cruzaras la esquina.

Ya dentro vuelven las miradas inquisidoras, de odio y deseo combinados, los emparejados se aferran a su relación y torciendo la mirada marcaban el territorio. Los solteros pero asiduos inundaban cada proyecto de esquina donde pudieras tomarte tu birra tranquilo, como quién defiende el espacio de la manada. Los desesperados, no apartaban la vista lujuriosa de nuestros cogotes, pero eran tan feos que no provocaban nada (que pecado).

La cerveza, obligatoriamente pagada en efectivo, estaba normal, la música buena pero no mejor que en bar de jotos normales al que habíamos ido el día anterior. Habían bastantes íconos: banderas, peluches, afiches leather, etc. Las pintas: desde leñador hasta loquita fuerte, unos depilados y otros peludos, pero con más pluma que almohada fina; sólo había que echar un ojo a una tarima que había en la pista de baile donde un cuarteto de gorditos (unos ni fu y otros ni fa) se tongoneaban al ritmo de Fangoria con sus lipas sudorosas al aire: girando, cadereando y haciendo agachadas pasivas dignas de JL, mientras saboreaban el sudor de sus labios y miraban al público (su público) con esos ojos de: ¡Na'guevonada! ¡Lo dessssseeeeoooo!.

Humedad a mil, en un local con menos ventilación que Copa's en quincena, eso era una birra y sigue la ruta de locales... Ya estábamos listos para marcar la milla cuando escuchamos el inconfundible sonido de un vaso reventado contra una pared mientras sonaba Pantera en libertad de Mónica Naranjo. Acto seguido, un gordo con la nariz pirceada le mete un cachetón a lo Joan Colins a un obeso chaparro que terminó estampado contra la base de la barra mientras todos disfrutaban el happy hour de 3X60 pesos... Gritos de barítonos y emasculados acayaron a la naranjo mientras, un bando se enfrentaba contra el otro y un par de flacas bebían su coctel en una esquina como damas romanas en el coliseo.

Salimos corriendo en pleno barullo, mientras dos gorilones de la puerta entraban al local llevándose por delante osos, cachorros, daddyes, chasers y demás. Uno de los gorilones seguía en su puesto para abrir la puerta:

- ¿Quieren un sello para volver entrar?-Nos preguntó mientras abríamos la puerta para salvar nuestras vidas
-¡Nooooo mi hermano!... ¡Nos vamos porque no tengo seguro!...- le contesté con la adrenalina a millón
-Recuerden que en junio es el desfile del Orgullo, ¿Van a la caravana de osos?-... Silencio incómodo...

Ahí entendí la frase: ¡No manches Güey!


Adentrame en los antros dedicados a dicho público con la compañía del guía designado.